No hay sector que se salve de la disrupción tecnológica y en el sector financiero lo saben. Con la aparición de las denominadas fintech, es decir, las soluciones tecnológicas aplicadas a los servicios financieros, también se ha incrementado el crecimiento de ‘startups’ que tienen este fin.
Esta tendencia representa la llegada de nuevos jugadores al mercado financiero, dominado por grandes empresas con amplia tradición y millonarias carteras.
Para Fermín Bueno, cofundador de Finnovista, una organización que acelera el desarrollo de empresas de tecnologías que proveen servicios financieros digitales, la innovación de la industria se puede mejorar y acelerar a través de la colaboración de entre la banca y las fintech.
“Hoy en día es una realidad que la innovación se puede acelerar por parte de la industria tradicional con la colaboración de las ‘startups’, el futuro de las finanzas está en esa colaboración y por eso hay que trabajar para lograr esa conexión”, le dijo Bueno a Dinero.
Para buscar puntos de encuentro entre las dos orillas, tuvo lugar en Bogotá la quinta edición del Finnosummit, un evento que reúne a emprendedores, ejecutivos, inversionistas y otros actores que hacen parte del ecosistema digital financiero.
“Yo creo que podemos ver dos lados, inicialmente las fintech por su tamaño, las ‘startups‘ son más ágiles y reaccionan más rápido que los bancos tradicionales, eso es un hecho. Ahora, si pensamos en lo que quieren los bancos, que es transformarse, la opción de las fintech puede ayudar muchísimo”, aseguró a Dinero Kim Hangoc, vicepresidente de Productos Chip de Mastercard para Latinoamérica y el Caribe.
El ejecutivo resaltó el programa Start Path de Mastercard, que busca las mejores ‘startups’en una convocatoria global y las relaciona con sus clientes. “Es un excelente ejemplo de como una ‘startup‘ fintech en vez de ser competidor de un banco, puede convertirse en un socio y ayudarlo en su transformación digital”.
En Visa, por ejemplo, hace pocos años no había conversaciones sobre fintech. Pero, de acuerdo con Vanessa Meyer, gerente de Innovación y Alianzas Estratégicas de esa compañía para América Latina y el Caribe, ya se ha creado en la organización una cultura en torno al tema.
“Estamos todavía en una fase temprana, pero estamos trabajando para que toda la organización esté en esa cultura. Es claro que hay una transformación digital, con nuevos jugadores, ‘startups’, ahora los consumidores son más sofisticados. Hay grandes oportunidades para co-crear usando diversas tecnologías. Nosotros lo hacemos, constantemente estamos buscando nuevas ‘startups‘, nuevas fintech y tienen abierta la invitación para trabajar con Visa”, explicó Meyer.
La ejecutiva agregó que esa colaboración se basa en programas de aceleración, como el Bootcamp Fintech que organizan en México, pensar en nuevas formas de pago, la creación conjunta usando metodologías como ‘design thinking’ en centros de innovación basados en Sao Pablo, Brasil y Miami, Estados Unidos. Ese respaldo incluye mentorías y alianzas estratégicas.
Foto: Dinero
Con esa visión coincide Guillermo González, director del Desarrollo de Soluciones de BBVA Colombia, quien enfatiza que a las empresas grandes les interesa estar cerca de las ‘startups’ porque trabajan a tiempos diferentes, lo que les permite avanzar más rápido en sus procesos.
“Las ‘startups’ nos desafían a trabajar a tiempos diferentes a los que estamos acostumbrados, pero ese es el reto, lograr integrarnos, en BBVA estamos conscientes de eso, por eso desde hace 10 años tenemos el Open Talent que busca apoyar emprendimientos fintech, hemos adquirido ese compromiso”, aseguró González.
Dos ejemplos de integración son los emprendimientos colombianos Movizzon y Filapp. Ambos han ganado ediciones anteriores del Open Talent. El primero tiene una metodología para medir las experiencias de los usuarios midiendo los servicios, el segundo busca eliminar las filas de los establecimientos.
“Medimos las operaciones digitales de los bancos desde la perspectiva del cliente final. Ubicamos un ‘bot’ y cuando el ‘bot’ detecta que algo no está funcionando, lo notifica inmediatamente”, indicó Raúl Ibáñez, uno de los fundadores de Movizzon
Por su parte, Sebastián Berger, cofundador de Filapp, comenta que su aplicación busca devolverle el tiempo perdido a quienes la usan. “Los usuarios pueden conocer cuántas personas hay por delante y cuánto tiempo se pueden demorar, no solo en el sector bancario, también lo podemos aplicar en otros sectores”.
Ante estas posiciones, lo mismo opina Marcelino Herrera, vicepresidente de Banca Digital de Colpatria Scotiabank, quien afirmó que en esa entidad están pasando de ser un banco tradicional, a una organización financiera a la vanguardia.
“Los bancos debemos apoyar el ecosistema fintech y las fintech deben ayudar al ecosistema bancario. Nosotros queremos estar cerca de ellos, ellos pueden agregar mucho valor a ese ecosistema”, complementó Herrera.
Regulación: “La piedra en el zapato”
Durante el Finnosummit también hubo espacio para nuevos talentos e ideas de negocio. Uno de los proyectos presentados fue la plataforma colombiana Uprop, que quiere lograr que inversionistas participen de forma colaborativa en proyectos inmobiliarios con sutiles cantidades de dinero. Sin embargo, no han podido arrancar la totalidad de su operación hasta que no vean la luz verde a la ‘Ley de Crowfunding’, que se tramita en el Congreso de la República.
Sobre situaciones como esta el cofundador de Finnovista, Fermín Bueno, anotó que es normal que la tecnología avance más rápido que la regulación, pero que esta es necesaria lo más pronto posible.
“No es fácil regular la innovación pero si se puede crear un marco para que poco a poco se vayan regulando todos los aspectos. Los gobiernos de la región deberían hacerlo, las fintech no pueden estar en limbo, no pueden estar cometiendo actos ilegales, deben estar regulados”, agregó Bueno.
Además concluyó destacando la reciente promulgación de la Ley Fintech en México. “Aquí quién ha tomado la delantera es México, vienen trabajando en eso desde hace más de dos años. Un logro importante es que crea un ‘sandbox’, con el que las ‘startups’ pueden explorar nuevas formas de negocio saliendo de la regulación pero de una manera cercana al regulador”.