Según el organismo internacional, en los últimos seis años se ha elevado 177% la inversión en estas empresas. Foto: Especial
POR: FELIPE GAZCÓN

 

CIUDAD DE MÉXICO.- La tecnología financiera, o fintech, está atrayendo una creciente inversión en el mundo, la cual subió de nueve mil millones de dólares en 2010 a más de 25 mil millones en 2016, y este sector no sólo ayuda a incrementar la inclusión financiera en los países, sino que también es una herramienta para combatir el lavado de dinero y el financiamiento al terrorismo.

Sin embargo, el avance vertiginoso de esta tecnología implica retos importantes de regulación para los bancos centrales de los países, afirma el Fondo Monetario Internacional (FMI) en su reporte Fintech and Financial Services: Initial Considerations.

Fintech plantea cuestiones importantes que no sólo son nacionales, sino también globales, por lo que, para desarrollar marcos regulatorios eficaces para abordar sus desafíos planteados, será esencial la cooperación internacional y el FMI está bien colocado para desempeñar un papel en este proceso”, expone el organismo.

Christine Lagarde, directora gerente del FMI, expresó que “los gobiernos deben aprovechar cada vez más el poderío de la tecnología financiera. Aunque ésta puede ser abusada –como por ejemplo, a través del anonimato de las monedas virtuales–, también puede ser una poderosa herramienta para fortalecer nuestras defensas contra el financiamiento del terrorismo”.

El documento del FMI destaca que las monedas digitales obligan a analizar el asunto desde diversos puntos de vista: en primer lugar, sugiere considerar las razones de eficiencia, al señalar que “la introducción de una Moneda Digital del Banco Central (CBDC, por sus siglas en inglés) puede permitir que el instituto central desempeñe su papel en asegurar una infraestructura de pagos efectiva, incluyendo la emisión de moneda y la prestación de una función de prestamista de último recurso, de manera más eficiente”.

Sin embargo, aunque haya margen para reducir las deficiencias de los servicios en el espacio de pagos, el banco central todavía tendría que demostrar que la introducción de un CBDC proporcionaría mayores ganancias de eficiencia que la regulación.