Raúl H. Ostengo (H) – Especialista en créditos y cobranzas
La industria de los servicios financieros, una de las más tradicionalistas, no es la excepción de los cambios que la tecnología ha generado en los modelos de negocio. Durante la última década, el mundo financiero se encuentra alterado por la incursión de emprendedores y de las compañías denominadas Fintech (empresas que utilizan las tecnologías de la información y la comunicación para crear y/o ofrecer servicios financieros de forma más eficaz y menos costosa.), abriendo la discusión sobre un nuevo mercado de competencia o complementariedad, no hay dudas que el cambio está en marcha y adaptarnos es el desafío para la supervivencia.
La irrupción tecnológica, la transformación digital, traerá buenas noticias para América latina, considerando que las Fintech favorecerán el financiamiento que necesitan las pequeñas y medianas empresas (PyME), con decisiones más rápidas y menores costos asociados, impactando directamente en la productividad, el empleo y el crecimiento económico. Estos cambios también despiertan la necesidad de los gobiernos y organismos internacionales de no solo aprovechar los beneficios de las Fintech, sino también regular en protección de los consumidores y del sistema financiero mismo, disminuyendo los riesgos asociados.
Según relevamientos realizados por organismos internacionales (Banco Interamericano de Desarrollo), en América latina, las mayores concentraciones de empresas Fintech se dan en Brasil y México. Brasil se encuentra en el puesto N° 1 con 230 emprendimientos relevados, le sigue México con 180, Colombia 84 y en el cuarto lugar asoma la Argentina, con 72. En 2011 comienza a notarse el primer gran grupo de empresas Fintech en la región, y se estima que el 60% de las que están operativas se crearon entre 2014 y 2016. Sus modelos de negocio necesitan madurar.
Lo que se puede observar es que las Fintech tienen en común, la búsqueda de una mayor inclusión financiera, por ello, han centrado sus modelos de negocio en dos frentes:
• Generar mayor demanda de los segmentos excluidos o subatendidos.
• Trabajan en resolver los altos costos que impactan en las operaciones con menores márgenes de rentabilidad. Se caracterizan por poner al consumidor en el centro de la escena, adaptándose a las necesidades actuales de su segmento especifico.
El Banco Central impulsa un plan que permite escuchar y detectar las necesidades de los emprendedores Fintech, con la creación de las mesas de trabajo para fomentar la innovación y la readaptación de las normas regulatorias a las Fintech, reconociéndoles el rol y la colaboración para que haya más inclusión financiera.
Solo la mitad de los argentinos está bancarizado, por debajo del promedio mundial y de países vecinos como Chile (63%) y Brasil (68%). Desde 2011 a la fecha, el segmento más pobre de la población logro pasar del 19% al 44% gracias a la Asignación Universal por Hijo (AUH) que bancarizó a más de 3,5 millones, a quienes se le entregó una tarjeta para que cobren su asignación y la universalización de las jubilaciones. Estos niveles de bancarización limitan el crecimiento de las Fintech, ya que la mayoría asienta su modelo de negocio en operaciones sobre las cuentas bancarias. Esto genera oportunidades si se les permitiera crear cuentas digitales, situación que hasta ahora no está regulada en la Argentina.
Recientemente se lanzó en el mercado argentino, Mercado Crédito, en la plataforma Mercado Libre, que ya otorgó $ 365 millones a vendedores frecuentes del sitio. Afluenta, una plataforma online orientada al crowdfunding que pone en contacto a solicitantes de crédito con inversores que tienen la capacidad para prestarles también está en esa orientación. Moon MoneyOnline, que otorga préstamos online a PyME de hasta $ 1 millón, a nueve meses es otro caso.
Por último, se encuentra próximo a lograr su autorización el primer banco digital de la Argentina, 100% online, que recibiría la licencia para comenzar a operar en el sistema financiero a fines de este año o principios de 2018. El banco se llamará “Wanap”, y según la información que circula en el mercado, comenzaría a funcionar con capital de $ 10 millones; luego buscaría aumentar ese monto a U$S 100 millones en depósitos dentro de un año con una base de 50.000 clientes. La intención de los dueños del banco sería, luego de un tiempo, lanzar una suscripción de acciones en el muevo mercado BYMA.